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El postureo de los españoles sobre la gravedad del fenómeno del cambio climático

por StopPlástico

España será uno de los países de la Unión Europea que más sufrirá las consecuencias de la crisis climática.

Se han identificado los riesgos que el país debe afrontar prioritariamente, como la pérdida de recursos hídricos y las enfermedades vinculadas al calentamiento.

Falta de recursos hídricos

La mayoría de las personas expuestas al estrés hídrico viven en países del sur de Europa, siendo España la que concentra el porcentaje más amplio: 22 millones de personas, es decir, casi el 50 % de la población nacional.

Además, en el caso de que la temperatura global aumentara, España sufriría el mayor aumento absoluto en el número de personas que viven en áreas con recursos hídricos bajo estrés, que alcanzaría los 29 millones.

El agua, la gran perjudicada por el cambio climático en España (El Ágora, 12-4-2021)

El agua, la gran perjudicada por el cambio climático en España (El Ágora, 12-4-2021)

Incendios forestales

España es el segundo país del Mediterráneo -solo por detrás de Portugal- con más incendios forestales.

Si el calentamiento global continúa, el porcentaje de personas expuestas en la UE a niveles altos de peligrosidad por fuego extremo crecería un 24 %.

Impacto en la agricultura

Los períodos extremos de clima seco y cálido experimentados en los últimos años han reducido la producción agrícola en importantes regiones de cultivo en Europa.

Aumento del nivel del mar

El riesgo en las viviendas, infraestructuras y servicios en las zonas urbanas, asociados especialmente a la subida del nivel del mar y los eventos extremos costeros, aunque también se debe considerar el riesgo de intrusión salina en ríos y acuíferos o la subida del nivel freático.

Subidas de nivel del mar, costa a costa/Carlos Gámez

Subidas de nivel del mar, costa a costa/Carlos Gámez

Riesgos para la salud

Daños personales por desbordamientos e inundaciones, temporales de viento y otros eventos extremos o el riesgo de aumento de enfermedades zoonóticas/vectoriales transmitidas por mosquitos por poner algunos ejemplos.

Pero los españoles estamos poco dispuestos a sacrificarnos para frenar el cambio climático.

Con todo esto cuando la conversación se mantiene en un plano distendido, de cafetera o de bar, los españoles mantenemos un altísimo consenso sobre la gravedad del fenómeno del cambio climático y sobre la necesidad de que el Gobierno, todas las instituciones y las empresas le den la máxima prioridad a las políticas para frenar y revertir el calentamiento global.

Todos tiene que hacer algo, menos nosotros.

Un estudio pionero de Esade y la Universidad Carlos III demuestra que cuando se trata de determinar cuántos sacrificios está dispuesto a hacer cada español por reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y acelerar así la transición verde el activismo ecológico se diluye y el compromiso cae a mínimos.

La postura de los españoles sobre la transición verde, indica que, en el plano teórico, para la mayoría el calentamiento global tiene una gravedad de 8,3 sobre 10.

Pero el grado de compromiso personal comienza a flaquear cuando se pregunta si se está dispuesto a renunciar a libertades individuales para aumentar la eficacia en esta lucha planetaria.

La mayoría no respalda subidas de impuestos de carburantes y matriculación o la prohibición de los diésel para acelerar la transición verde.

El voto y el sexo importan

Esta capacidad de sacrificio del estilo de vida por aumentar la eficacia y rapidez de la transición verde varía notablemente si se segmentan las respuestas por extracción ideológica o socioeconómica.

Los votantes de opciones políticas mas conservadoras son las mas reacias a realizar sacrificios.

Si miramos el género, las mujeres son las que más se implican en la lucha contra el calentamiento global y las más dispuestas a sacrificios-

Por edades, los menores de 35 años los más comprometidos.

Por contra los hombres maduros son los más reacios a cambiar su forma de vida y a pagar más impuestos.

Como curiosidad, entre los que dan mayores negativas destacan los de las clases medias y trabajadoras, la incertidumbre de perdida de empleo por el cambio de modelo productivo podría estar detrás de ello.

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