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La contaminación del plástico ya está presente en todo el planeta tierra

por Gustavo Villarrubia

Los micro y nano plásticos, partículas invisibles al ojo humano, ya se encuentran por todos lados evidenciando que la contaminación por plástico está presente en todo el planeta.

En esta ocasión Stop Plástico entrevista a la zaragozana Isabel Marín, doctora del Institut de Ciències del Mar de Barcelona.

Nos contaminan por doquier, no dejando un solo rincón de nuestro planeta sin contaminación, y quién pudiera pensar que esto es una exageración, le queremos presentar a continuación la entrevista que realizamos desde STOP PLÁSTICO a la Oceanóloga, Isabel Marín.

Con una amplia experiencia en Ciencias Marinas, desde conservación de vida silvestre hasta la microbiología.
Es doctora del Institut de Ciències del Mar de Barcelona, (2017) Y en la actualidad se desempeña en una investigación postdoctoral en el Centro de Ciências do Mar do Algarve (Faro, Portugal).

Isabel Marín, es una científica muy preocupada por la huella del Planeta, y contra esto viene realizando estudios de contaminación por Micro y Nano plásticos en todo el medio ambiente en los diferentes entornos.

Ya ha buscado microplásticos en el agua de mares y ríos, en tierra incluso en las altas montañas nevadas del pirineo, y en el aire de grandes ciudades. Su amplia capacidad de investigación, la ha llevado a estudiar la: “Ecología marina, la conservación de la vida silvestre, la biodiversidad marina, el medio ambiente marino, calidad de las aguas, contaminación de los sedimentos terrestres, y contaminación del aire”.

Isabel Marin, procesamiento de las muestras para el análisis de microplásticos, en el laboratorio húmedo del buque Oceanograf. La contaminación del plástico ya está presente en todo el planeta tierra.

Isabel Marín, procesamiento de las muestras para el análisis de microplásticos, en el laboratorio húmedo del buque Oceanograf. La contaminación del plástico ya está presente en todo el planeta tierra.

Sus investigaciones tienen como objetivo comprender los impactos antropogénicos en todo el medio natural y buscar así estrategias de mitigación de esos factores contaminantes.

ENTREVISTA a Isabel Marín

Isabel Marín Beltrán nació en Zaragoza (03/10/1986), donde realizó sus estudios en Geología (Universidad de Zaragoza), hasta que en 2007 se fue a estudiar Ciencias del Mar a Cádiz (Universidad de Cádiz).

Desde entonces ha seguido en esa línea de investigación, con particular atención a la contaminación marina. Desde 2019 dirige su propio proyecto sobre contaminación por microplásticos en el medio acuático.

Mientras que su investigación en los últimos años ha sido llevada a cabo predominantemente en el sur de Portugal, un nuevo proyecto para estudiar el origen e impacto de los microplásticos en zonas de montaña, en colaboración con investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), la ha traído de vuelta a su tierra natal.

1.- ¿En qué momento de tu vida decides que quieres ser Oceanóloga y que es lo que más te atraía de esa decisión?

Puede hacerse raro que alguien de secano como yo tuviera interés en estudiar el medio marino.

En mi último año de instituto tuve claro que quería dedicarme a temas medioambientales, ya que por entonces ya me alarmaba el alto impacto que el ser humano tiene en el entorno natural – ilustrado por un buen profesor; y quería buscar soluciones a ello.

Cuando supe de la existencia de una licenciatura en Ciencias del Mar, que incluía un poco de todas las Ciencias experimentales aplicadas al medio marino, supe que tenía que irme para la costa.

2.-¿En tu perfil cuentas que eres una científica preocupada con “la huella humana del planeta”, que te llevó a centrar tus investigaciones en la “huella del plástico”?

Empecé a ser más consciente de toda la cantidad de plástico que usamos, la mayoría de vida corta (es decir, que en menos de un año desde que se adquiere, acaba en la basura o en el medio natural) durante los años de mi tesis.

Mi tesis trataba sobre el impacto de las partículas atmosféricas (de origen mineral o antrópico) en zonas costeras. Un tema interesante pero, la tesis es un periodo muy intenso y como nos pasa a muchas personas que nos dedicamos a esto , quería cambiar de tema, a uno con más impacto social.

Al acabar la tesis, me mudé a Edimburgo, en Escocia, donde conocí a investigadores que trabajaban con microplásticos, y empecé colaboraciones con ellos. Unos meses después conseguí el proyecto que actualmente me sustenta “Microplastics in the Aquatic environment: Sources and Sinks”, gracias a fondos nacionales portugueses; y que me ha permitido desarrollar mi propia línea de investigación, en colaboración con otras investigadoras/investigadores, y siempre manteniendo un contacto con la sociedad.

Isabel preparando la red para recoger muestras de microplásticos en el Mar del Norte, durante la campaña

Isabel preparando la red para recoger muestras de microplásticos en el Mar del Norte, durante la campaña «Baltarctic».

Campaña oceanográfica «Baltarctic» (Universidad de Gdanks), en la cual se estudió el aporte de microplásticos, entre otros contaminantes, desde el Báltico hacia las costas de Noruega.

3.-¿Cuáles de tus primeras investigaciones en el ambiente marino más te sorprendieron?

Cuando uno piensa en el mar, lo primero que se le viene a la cabeza a la mayoría son delfines, ballenas, tiburones u otro tipo de peces. Sin embargo, en cada gota de agua de mar puede haber más de un millón de microorganismos unicelulares, como las bacterias.

A través de los experimentos que llevé a cabo durante mi tesis, descubrí que la comunidad de bacterias que había inicialmente en las aguas de un determinado lugar, podía cambiar radicalmente en cuestión de unos días, en función del tipo de nutrientes (nitrógeno, fósforo, hierro) que adicionara en el agua.

Estos cambios observados a escala de laboratorio, pueden tener un impacto real a escala regional. Por ejemplo, una comunidad microbiana con una funcionalidad que tiende a captar CO2 puede transformarse en otra que tienda, por el contrario, a degradar materia orgánica, liberando CO2 en el proceso.

4.-Después de estudiar la contaminación de MP en el agua, pasas a investigarlo en el aire y sedimentos, porque decides ampliar la investigación?

De hecho mis primeros estudios de MP comenzaron en el aire, y después quise averiguar si las partículas que depositan desde el aire, suponían una fuente importante de MP para el medio costero, en una zona protegida como es el Parque Natural de la Ría Formosa, en el sur de Portugal.

Isabel recogiendo muestras de sedimento en Praia de Faro (Portugal).

Isabel recogiendo muestras de sedimento en Praia de Faro (Portugal).

El hecho de estudiar los MP en distintos ambientes se debe a que todos los compartimentos de la tierra están relacionados, y es importante determinar cuales son las fuentes principales de MP, tanto al medio marino como al terrestre. Hay que cortar el problema desde su origen.

5.-¿En tus exposiciones hablas de que los MP y NP ya se encuentran en todas partes, si nos puedes dar ejemplos de esto, en base a tus investigaciones?

Hasta la fecha, he analizado matrices ambientales muy diferentes (aire, agua, sedimentos, suelos agrícolas, fangos de depuradoras, y nieve), y he encontrado siempre microplásticos, en menor o mayor concentración. ¡Lo sorprendente hoy en día sería estudiar una matriz ambiental o un tejido biológico y no encontrar ningún microplástico!

¡Lo sorprendente hoy en día sería estudiar una matriz ambiental o un tejido biológico y no encontrar ningún microplástico!

6.- ¿Estamos a tiempo de revertir esta contaminación?

Revertir es difícil, pero siempre estamos a tiempo de mejorar. No podemos eliminar todos los micro- y nanoplásticos que están ya el ambiente, pero podemos reducir nuestro consumo de plástico.

Cada año se producen 400 millones de toneladas de plástico, y casi la mitad de dicha cantidad es destinada a productos de vida corta como pajitas, vasos o bolsas. Y el problema se extiende mucho más allá del plástico.

Tenemos que reducir el consumo superfluo, y vivir con menos, para que todo habitante del planeta pueda vivir mejor.

Vivimos en una sociedad en la que cuesta menos crear un producto nuevo que reparar uno en mal estado, y eso nunca será sostenible, por mucho que “rediseñemos” o reciclemos. Tenemos que reducir el consumo superfluo, y vivir con menos, para que todo habitante del planeta pueda vivir mejor (no olvidemos además que mucha materia prima viene de otros países, en los que personas adultas y menores son explotadas para extraer los recursos que son parte de nuestros ordenadores, móviles, coches, etc.).

7.- ¿Ante tal evidencia, que crees que hace falta para que los encargados de políticas públicas y de salud, actúen?

Se está empezando a tomar acciones políticas, a nivel europeo y a nivel global, como la prohibición o la tasa asociada a la adquisición de bolsas de plástico.

Creo que esto tiene su origen en el tipo de sociedad en la que vivimos, donde priman los intereses económicos sobre el bienestar ambiental y social.

Pero en el tiempo que tarda una ley en crearse y entrar en vigor, la contaminación y la destrucción del planeta ya ha avanzado a pasos agigantados.

De nuevo, creo que esto tiene su origen en el tipo de sociedad en la que vivimos, donde priman los intereses económicos sobre el bienestar ambiental y social.

Es habitual que esto haga sentir impotentes a la ciudadanía, y podamos caer en la inacción. Sin embargo, personalmente soy de la opinión que toda acción es importante, empezando por estar informado.

Una ciudadanía bien informada tiene poder para cambiar, y muchas personas unidas pueden llegar a hacer cambios reales, aunque sean a nivel local “Piensa globalmente, actúa localmente”.

8.- ¿Lo más frustrante y la ilusión más grande de un científico?

Pues siguiendo las líneas anteriores, lo más frustrante (para una científica ecologista) es darse cuenta del gran impacto negativo que tiene el ser humano en el planeta, y que habría maneras relativamente sencillas y lógicas para reducirlo, pero hay que ir a contracorriente para ello.

Lo más frustrante (para una científica ecologista) es darse cuenta del gran impacto negativo que tiene el ser humano en el planeta, y que habría maneras relativamente sencillas y lógicas para reducirlo.

Por otro lado, creo que la mayoría de la comunidad científica estará de acuerdo conmigo en que cada descubrimiento, por pequeño que sea, nos trae una gran ilusión.

Más personal que científicamente, mi mayor ilusión sería dejar a nuestras descendientes un mundo menos contaminado, y donde las personas compartan de una manera más equitativa los recursos, entre ellos y con el resto de especies que han tenido la mala suerte de cohabitar con el ser humano.

Probablemente no llegaré a ver ese cambio pero, como decía nuestro conciudadano Labordeta, “también será posible que ni tú ni yo ni el otro lo lleguemos a ver, pero habrá que empujarlo para que pueda ser”.

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