Lo primero que se nos viene a la mente cuando queremos concientizar a las personas a cuidar el planeta, es postear los horrores (cada vez más frecuentes) de basurales, desperdicios acumulados a orillas de carreteras, o en ríos y embalses.
Pero hace unos días tuve la oportunidad de ver el otro lado, que es tan o más valioso para convencernos de que cuidando el planeta ganamos todos.
El postear un paisaje prístino, sin un solo residuo contaminante, donde la belleza de la flora y fauna alegra nuestra alma, debe ser más que un motivo para la educación medio ambiental.
A solo 107 km de Zaragoza entre las comarcas del Campo de Daroca y Jiloca, a mil metros sobre el nivel del mar, en el límite exacto de las provincias de Zaragoza y Teruel, se encuentra la Laguna de Gallocanta.
Un lugar convertido en Reserva Natural, una laguna de agua salada de las más grandes de España y Europa, se conserva libre de contaminación plástica.
O eso es al menos la impresión visual que tuve en esa visita, cosa que me produjo una gran alegría.
Mi viaje hasta la Laguna tenía como objetivo ver las colonias de Flamencos que han anidado y se encuentran con sus pichones deambulando por diferentes partes del espejo de agua de 7,7 kilómetros de largo.
Con una superficie de 14,3 kilómetros cuadrados, esta laguna fue declarada Reserva Natural en el año 2006, y es hoy un santuario de aves locales y aves migratorias.
Más de una veintena de aves, se pueden avistar en Gallocanta y su entorno, según el centro de Interpretación. Un paraíso para los amantes de las aves.
El Centro de Interpretación de la Laguna de Gallocanta, es un lugar de visita obligada, antes de recorrer la zona periférica de protección de Gallocanta. Y una de las razones por las que este lugar se mantiene libre de contaminación plástica y residuos. Atendido por educadores de la Red Natural de Aragón, hacen a la vez de vigilantes del entorno y te darán las pistas para conocer mejor esta Reserva Natural.
Sobre todo, en lo que se trata de avistamiento de aves, para que puedas hacer una visita sin intervenir en sus áreas de descanso o alimentación.
También ofrecen una proyección de videos informativos, sobre la gran colonia de grullas que pasan y anidan cada año en este importante humedal de agua salada. Organizan visitas guidas con expertos para niños, jóvenes y adultos, y te proveen de un plano de la laguna, e imágenes de las aves con las cuales te puedes encontrar.
Con más de una decena de miradores y observatorios, unas casetas elevadas de madera con pequeñas ventanas y otros refugios de piedra, podrás observar sin molestar la fauna local. El observatorio que yo escogí en mi visita fue el de la Ermita, donde con unos prismáticos que no son para nada profesionales, pudimos observar flamencos, el pato colorado, la focha común, la grulla, entre otras especies.
Según expertos la sequía en otros humedales del Sur, han traído hace ya unos años a los flamencos a Gallocanta, aves que se han habituado al lugar y ya llevan al menos un par de años anidando y criando polluelos. Se calcula que hay más de 300 flamencos en estos momentos viviendo en la laguna.